Llegamos con tanta alegría donde alguien a contarle nuestras
aspiraciones o lo bien que nos están saliendo las cosas y lo único que
hacen es querer dañar nuestros sueños, tratar de opacar nuestra fe; Es
más hasta nuestra propia familia nos dice palabras que cambian nuestra
manera de pensar y lo malo es que se nos facilita y nos afecta más creer
las cosas negativas que dicen de nosotros, que creer las cosas
maravillosas que somos en Dios, porque si El nos da una palabra, una
promesa, puede que la creamos pero a medias, un día creemos y nos
animamos, pero al día siguiente ya no tiene el mismo efecto positivo,
nos es más fácil dudar.
Dejamos que las palabras de los demás nos amarren, nos amarguen la vida, cualquier cosa que nos dicen nos entristece, nos desploma, nos desanima, nos aflige y lo peor de todo es que esas palabras son mentiras, engaños que el enemigo nos quiere hacer creer.
Las palabras duelen depende de quién las diga, pero hay veces que nos duelen lo que dice cualquier persona que no nos conoce realmente, aunque también suele suceder que las personas que más nos importan y que mas queremos nos dicen cosas que lastiman.
Anteriormente el hombre valía por su
palabra, se hacían tratos sin firmar documentos porque se suponía que lo
que esa persona decía lo cumplía, eran los famosos ¨hombres de palabras¨, de los cuales en la sociedad quedan muy pocos.
Trata en lo posible de cuidar cada
palabra que digas y también la manera en como las dices, no aceptes,
rechaza, cancela en el nombre de Jesús cualquier palabra de maldición, o
de atadura que te lancen, échalas por tierra, porque hay uno más grande
que todos, ese es Dios, y tienes que creer en lo que Él ha dicho que tu
eres, no lo que la gente dice que eres.
Tú y yo somos hijos
de Dios, somos linaje escogido, pero tampoco podemos destruir la moral
de nuestro prójimo, hablando mal, juzgando, criticando, el Señor nos ha
mandado a que declaremos palabra de bendición, de gozo, esperanza hacia
los demás.
¨Una hermana que hizo mucho daño a la
reputación de cierto hermano con sus chismes. Cuando él le exhortó, ella
se arrepintió y dijo que ella haría todo lo posible por corregir el
daño hecho. Entonces el hermano tomó una almohada
de plumas, la abrió y soltó las plumas en el viento y pidió que la
hermana las recogiera. Así son “plumas” envenenadas de los chismes que
se lanzan al aire.¨ WL Oliphant.
La palabra tiene poder, de ti depende si ese poder lo ejerces para bien o para mal.
¨Las palabras que digas te absolverán o te condenarán¨
Mateo 12:37 (Nueva traducción viviente)
Autora: Jessica Terán FUENTE www.destellodesugloria.org