Todo está planeado

Es la historia de un joven que era ciego de nacimiento, Jesús salía del templo cuando vio por el camino a este muchacho, en ese mismo instante sus discípulos le preguntaron sobre quien había pecado, ¿El o sus padres?, su pregunta llevaba consigo la idea que el hecho de que era ciego, tendría que haber sido por una consecuencia.


En ese mismo instante Jesús les contesta: “Jesús les respondió: —Ni él ni sus padres tienen la culpa. Nació así para que ustedes vean cómo el poder de Dios lo sana” Juan 9:3 (Traducción en lenguaje actual).
Me emociona en especial la frase: “Nació así para que ustedes vean cómo el poder de Dios lo sana”.
Por un momento adentrémonos a esta historia y reflexionemos sobre el hecho que ese joven había nacido ciego porque en ese día en especial, a esa hora en especial y en ese lugar Jesús lo vería y lo sanaría.
Era un joven ciego, su infancia no tuvo que haber sido tan linda, el hecho de no ver y no disfrutar de su vista tal vez hizo que su forma de ser o comportarse fuera diferente. Quizá no disfrut
 o de una infancia hermosa como la que algunos de nosotros disfrutamos, quizá no pudo hacer cosas que todos los niños de su edad hacían, pero a pesar de todo ello, él había nacido con un propós
 ito, había un plan para su vida que había de cumplirse.

Quizá en algún momento se había preguntado: “¿Por qué me toco ser  ciego?”, o quizá se había conformado a su estado y simplemente se limitaba a aceptar lo que era.

Quizá la gente lo miraba de menos o hacían juicios precipitados como los que los discípulos estaban haciendo al pensar que su estado se debía a algún pecado o algo similar, todo esto, sin imaginarse que ese joven ciego de nacimiento había nacido con un propósito especifico, porque TODO ESTABA PLANEADO para ese día en especial.
Seguramente, el joven ciego salió de su casa a mendigar, como lo solía hacer todos los días, sin imaginarse que ese día era el que ESTABA PLANEADO para que por primera vez en su vida sus ojos vieran.
A veces nos reusamos a aceptar nuestro estado, quizá porque la estamos pasando mal, quizá porque las cosas no están saliendo como quisiéramos, sin imaginarnos o pensar que TODO ESTA PLANEADO, que Dios tiene un propósito especial para cada uno de nosotros y que su propósito se ha de cumplir en un tiempo perfecto, en donde todo a nuestro alrededor va apuntar a que ese suceso ocurra.
El joven ciego se sentó en el mismo lugar que solía sentarse todos los días para mendigar, sin embargo ese día era el PLANEADO, Jesús lo ve y responde a la pregunta de sus discípulos, diciendo: “Nació así para que ustedes vean cómo el poder de Dios lo sana”.
Increíblemente el propósito de Dios para ese muchacho se cumpliría ese mismo día; Jesús se acerca a él, escupe en tierra y haciendo lodo con su saliva la puso en los ojos del joven ciego, para luego decirle: “«Ve a la piscina de Siloé, y lávate los ojos.»” Juan 9:7 (Traducción en lenguaje actual).
A diferencia del ciego Bartimeo, este joven ciego de nacimiento no había gritado suplicando el favor de Jesús, no había hecho alboroto alguno, o como la mujer del flujo de sangre, no se abrió paso entre medio de la multitud, simplemente estaba sentado en el mismo lugar de siempre.
Para que el propósito de Dios se cumpla en nuestras vidas, muchas veces (no siempre) no necesitamos hacer alboroto ni abrirnos paso nosotros mismos, si Dios tiene un propósito especifico para nuestra vida, entonces Él nos buscara y hará lo que TENIA PLANEADO.
Pero esto no acababa acá, Jesús le dio una orden al joven ciego, tenía que ir y lavarse la cara y quitarse el lodo de sus ojos. Quizá si alguno de nosotros hubiese sido el ciego nos hubiéramos preguntado: “¿Para que el lodo?, lo que yo necesito es ver, entonces, ¿Por qué me llena de lodo los ojos?”, esa u otras preguntas son las que hubiéramos dicho, pero este joven ciego se limito a obedecer, no dijo nada y simplemente con esfuerzo fue a cumplir el mandato.
Quizá en el camino hacia el estanque de Siloé el ciego solo pensaba en ver por primera vez, cada paso que daba hacia ese lugar, era el último paso que daría sin ver, cuando regresara iba a ver claramente el camino que había tomado, el propósito para el cual nació de esa manera se estaba cumpliendo.
Llego al estanque de Siloé, y se lavo el rostro y en especial sus ojos, se quito el lodo y en el mismo momento pudo ver, EL PLAN SE HABÍA CUMPLIDO, el propósito también. Dios había hecho el milagro de que por primera vez en su vida sus ojos vieran.
Es increíble pensar como todo lo de nuestra vida gira alrededor de cumplir el propósito por el cual Dios nos permitió venir a la tierra. Cada uno de nosotros fuimos creados con un propósito en especial, quizá en algunos momentos la vamos a pasar mal, quizá en algunos momento vamos a querer rendirnos y pensar que todo está acabado, pero hay algo que nos tiene que mantener firmes y seguro y es que DIOS TIENE TODO PLANEADO.
El plan para cumplir el propósito de Dios en tu vida se echo a andar desde el vientre de tu madre, desde antes que nacieras, todo lo que a tu vida ha de venir, por duro, difícil o fácil que sea, tiene como objetivo cumplir ese propósito, llegara un momento, un día específico en donde el plan se concretara, en donde todo lo que estaba planeado para ti se cumplirá a totalidad y ese día te darás cuenta que todo valió la pena, que si fuera necesario pasar de nuevo por todo para llegar a ese propósito, entonces hay que pasarlo nuevamente.
Hoy Dios quiere que mantengas la paz sobre tu vida, no creas que todo está acabado o que las cosas se complican cada día más, al final Dios hará que su PLAN HERMOSO se cumpla sobre tu vida, lo único que tienes que hacer es mantenerte firme, no dudar, pero sobre todo, confiar en que sus planes para tu vida SON PERFECTOS.
Respira, tranquilízate, EL PLAN DE DIOS está en proceso, tu propósito se ha de cumplir, el día en que Dios lo determino a la hora que Él lo dispuso y cuando eso pase te darás cuenta que sus planes son perfectos y hermosos, planes de bien y no de mal, porque su amor hacia tu vida es ETERNO.

¡Su Plan se cumplirá en tu vida, DESCANSA!

“Mis planes para ustedes solamente yo los sé, y no son para su mal, sino para su bien. Voy a darles un futuro lleno de bienestar”. 

Jeremías 29:11 (Traducción en lenguaje actual)

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